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Alex Rodríguez

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Scott Weiland. Su vida, su obra, su leyenda
AQuemarropa.es - Música - Scott Weiland
Resulta difícil empezar estas líneas. Los homenajes deberíamos hacerlos en vida, pero hay tantos grandes lagartos del rock que merecen nuestra atención, y nuestro planeta gira tan rápido...

Qué descanses en paz, amigo.

Nos ha dicho hasta luego Scott Weiland, uno de los iconos rockeros que derrochaba más personalidad. Un carácter indómito, y un arreón de adrenalina cada vez que agarraba un micro. El vocalista murió de un ataque al corazón provocado por una sobredosis el 3 de Diciembre de 2015, en el autobús que llevaba de gira a su nueva banda, The Wildabouts.

Te echaremos de menos.
Uno de los mejores vocalista del grunge
Scott Weiland
Su vida. Su Obra. Su leyenda.
Nuestro homenaje a un mito del rock.
Artwork con imágenes y texto sobre Scott Weiland
Una de las mejores voces del grunge

La voz de Scott Weiland salía de las entrañas de su garganta, propia del grunge, rasposa y áspera, aunque se volvía suave en muchos estribillos para hacer un contraste que enriquecía las composiciones.

Su mejor forma la mostró al frente de los Stone Temple Pilots. Su voz sonaba genial en los años del Core y el Purple. Aunque su estilo como frontman me gustaba más en su época con los Velvet Revolver, su segunda banda.


Los Stone Temple Pilots

La publicación del Core en 1992 agitó un poco más el panorama rockero mundial. Nirvana reinaba con Nevermind, y Pearl Jam había lanzado un disco demoledor, Ten, ambos justo un año antes del Core de los STP. El grunge como género musical acababa de nacer. Viviría su esplendor unos dos o tres años más. Y los Stone Temple Pilots fueron uno de sus grandes exponentes.

Su disco debut fue también su mejor álbum. Es un disco muy vital, con una distorsión muy lograda, riff cañeros y exquisitos juegos vocales de Scott Weiland. Entre los mejores discos de los '90. Pero no se conformaron con eso. Su siguiente álbum, Purple, mantuvo alto el listón.

Luego la banda pasó por momentos duros, especialmente provocados por Scott. Detenciones, adicciones... No quiere decir esto que los siguientes discos fuesen malos, al contrario, pero no son nada trascendentes en la historia del rock. Buenos discos, sin más. Su techo lo habían tocado muy pronto. Con Scott Weiland más centrado en el plano musical, hubiesen escalado más posiciones entre las grandes bandas.

Acabaron rompiendo en el 2.000, algo que se veía inevitable, dado los altibajos durante la segunda parte de los '90. Resulta curioso. Scott fue el detonante del mal momento de los STP. Y sin embargo, su estilazo como frontman y su indudable calidad vocal lo consiguieron mantener en el estrellato. Su estilo de vida como rockero alocado y su imprevisibilidad durante los conciertos terminaron por desquiciar a sus compañeros de grupo. Pero llamaron la atención de otros dos grandes lagartos del rock...

Volverían en el 2.008, pero su disco homónimo siguió sin estar a la altura del Core y el Purple.


Scott Weiland con Velvet Revolver

Y fue ese estilo alocado y salvaje en los directos el que lo convirtió en el vocalista de una banda formada por otros monstruos del rock: Slash, Duff McKagan y Matt Sorum; superando en las audiciones a otros vocalistas de enorme nivel como Josh Todd o Sebastian Bach. Se uniría a ellos como guitarrista rítmico Dave Kushner, después de la negativa de Izzy Stradlin. Toda una superbanda. Se llamaron Velvet Revolver, y juntos arengaron la escena rockera. Sacaron dos discos: Contraband y Libertad, antes de desintegrarse por el carácter complicado de sus integrantes.

Scott Weiland fue capaz de ser el frontman en una banda en la que el guitarrista era Slash, y acaparar para sí el protagonismo en los directos. Deberíais ver el Sex Type Thing y el Slither, incluso el Mr. Brownstone, y todo ese Ozzfest 2005 con los Velvet Revolver. Este tío resultaba impredecible, era un animal del directo.


Uno de los mejores frontman del rock

Scott tenía un estilo propio, muy marcado y característico. Sus movimientos eran rítmicos y lentos, un tanto narcóticos, como una lagartija que se contonea al son del grunge.

El estilo de Scott Weiland te gustaba o no, pero no resultaba indiferente.

Si su estilazo admite comparación, entonces diría que sus contoneos delante del micro recordaban a Iggy Pop. Había algo mágico y visceral en Weiland delante de un público. Se transformaba en un animal descarriado. En especial en su segunda etapa, al frente de los Velvet Revolver.

Scott era un gran frontman, capaz de arengar a su público, pausarlo y acelerarlo.

Lo de la bocina para falsear su voz también resultó un recurso simpático, sobre todo para el directo.


Los años de excesos

Quizás no es el momento de hablar de los oscuros que guardan en sus entrañas las historias del rock, aunque resulta inevitable no mojarse un poco. Y la verdad, es la verdad, aunque sea dura. Los años de desenfreno y desfase, y también de adicciones incontrolables, habían pasado factura a Scott Weiland, sobre todo en su vida privada. La parte que vemos de las historias del rock suele ser divertida. Pero hay otra vida más allá, llena de peligro, mugre y muerte. De familias destrozadas, también.

Scott Weiland murió de un ataque al corazón, provocado por una sobredosis. Un cóctel explosivo a base de cocaína, MDA y alcohol. Unido a los problemas cardíacos y al asma que padecía.

Era una persona que necesitaba ayuda. Siempre resulta difícil verlo, incluso para los más allegados, y llegados al caso tampoco resulta fácil encontrar palabras de ayuda. En las últimas entrevistas, el cantante se mostraba tranquilo, como más maduro, pero también un tanto apático, desilusionado con el mundo, quizás. Como si se hubiese dejado ir.

Su despido de los Velvet Revolver había resultado duro para él. Pero peor fue su despido años después de los Stone Temple Pilots. Se sintió traicionado. Era la banda que creó y amaba.

Sus antiguos camaradas decían que era impredecible en los directos. Esa fue la causa oficial. Pero no se puede despedir a alguien por eso, lo hacía único, y en realidad esa imprevisibilidad lo convertía en un frontman muy divertido para el público.

Quizás acompasar la música en un directo a sus giros imprevistos durante una canción, no sea fácil. Otro lagarto que hacía eso era Jim Morrison, y The Doors seguían su ritmo, improvisando secciones instrumentales. Ahí está parte de la grandeza de una banda, en la improvisación, en que cada concierto sea único. Y con Scott de frontman lo eran.

Pienso que realmente lo despidieron de los Stone porque resultaba incontrolable. Este lagarto del rock era un músico de carretera y conciertos. También de bares y mucho desenfreno. De resacas y pocos horarios.

Y anímicamente estaba tocado. Amores perdidos por sus antiguas adicciones, niños a los que no veía, apartado de sus bandas, rehabilitaciones y recaídas... Es la parte más dura: muchos problemas y desilusiones que lo fueron minando. Necesitaba ayuda y cariño. Pero tampoco podemos hablar de que no lo ayudaron porque no resultaría justo. Sólo conocemos la parte pública, y poco más.

A muchos rockeros el tren del rock los lleva directos al cielo. Es divertido subirse. Para un rato. Porque cuando pilla velocidad resulta muy difícil bajarse. La última parada es el infierno. Y el rock suena mejor fuera de ese tren, con los pies en el escenario.

No siempre resulta fácil separar el rock de los placeres del backstage. Por ello está plagado de trágicos y dolorosos desenlaces.


Su legado

Siempre nos quedará su música. Sus canciones. El eco nostálgico de una de las grades voces. Para nosotros, Scott fue uno de los mejores frontman de las últimas generaciones.

Uno de los últimos héroes del rock.

Pensábamos que estaría a nuestro lado durante bastante más tiempo. 48 años son muy pocos. Pero 70 también serían muy pocos. Y 100. Volver a ser sólo carbono, sería una realidad demasiado triste. Esperemos que exista un lado más justo en el que despertar, donde suene el heavy metal. Y el grunge. Así Scott Weiland volvería a cantar para todos nosostros.


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