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Estamos a principios de 2016, y aunque son un rato de buenos, hoy todavía casi nadie conoce a Nothing But Thieves. Al menos no aquí, en España. Pero eso cambiará pronto. La banda inglesa ha salido de la isla para comerse el mundo. Ha conseguido saltar el charco sólo tres meses después de sacar su primer disco, homónimo. Toda una hazaña para una banda debutante.
Con motivo de la gira, acaban de editar el disco en la tierra de las oportunidades. Aquí no, pero qué importa eso, hoy la música es global, y uno de los anuncios promocionales nos ha caído de rebote, con 10 segundos de una canción que sonaba bastante bien. El caso es que hemos escuchado ese disco. Todo un descubrimiento, la verdad. No se han roto mucho la cabeza con el título de este debut, pero sí a la hora de componer. Nothing But Thieves contiene canciones de melodías complejas, demasiado para los estándares actuales del rock alternativo. Un pop-rock suave y algo comercial, a la vez que psicodélico y moderno. Suenan muy bien...
Con motivo de la gira, acaban de editar el disco en la tierra de las oportunidades. Aquí no, pero qué importa eso, hoy la música es global, y uno de los anuncios promocionales nos ha caído de rebote, con 10 segundos de una canción que sonaba bastante bien. El caso es que hemos escuchado ese disco. Todo un descubrimiento, la verdad. No se han roto mucho la cabeza con el título de este debut, pero sí a la hora de componer. Nothing But Thieves contiene canciones de melodías complejas, demasiado para los estándares actuales del rock alternativo. Un pop-rock suave y algo comercial, a la vez que psicodélico y moderno. Suenan muy bien...
Pronto Nothing But Thieves sonarán en todas las radios. No son unos desconocidos, pero aún acaban de llegar. El verano pasado aprobaron con nota como teloneros en Roma de una big band con la que guardan un cierto parecido musical, nada menos que Muse. Fue su primer concierto masivo, ante unas 30.000 almas. Toda una carta de presentación para una banda que entonces sólo había sacado un par de EPs. Su disco debut, Nothing But Thieves, salió unos meses después, en Octubre de 2015, aunque sólo en Reino Unido. Pero el éxito en las listas los acaba de enviar de gira por Estados Unidos para promocionar la edición del disco en aquellos lares -se publicó el 5 Febrero de 2016. También acaban de confirmar que estarán en el próximo festival de Reading.
Todo avanza muy rápido para estos chicos.
Este quinteto de veinteañeros nació en 2012. Amigos de instituto que montaron una rock band. Suena poético, aunque no romántico como aquello de Jim Morrison cruzando las puertas en el verano más caluroso que vivió California. Pero en el 2016 la historia de la banda es de lo más entrañable que podemos encontrar en el rock. Aquí van unas pinceladas...
Nothing But Thieves nació en algún garaje de Southend on Sea -un municipio pequeño del extrarradio londinense. Brown y Craik sabían tocar la guitarra. Mason tenía una voz aguda que llevaba entrenado desde la infancia, y le gustaba componer canciones, sobre todo las tardes de los domingos para amenizar las resacas. Según sus declaraciones, la resaca del whiskey es el mejor catalizador para crear melodías y letras. Será porque te taladra la cabeza... Entre los tres firman las canciones de este primer disco. Philip Blake -bajista- y James Price -batería- completan la formación.
Una vez repartidos los instrumentos se encerraron a ensayar. La química funcionaba entre ellos, y pronto pulieron un puñado de canciones que empezaron a tocar por los locales de la zona. No tardaron en dar el salto a Londres. Empezaron a tener cierta repercusión entre los garitos y la escena rockera. Un año parece poco, pero puede ser mucho tiempo cuando tienes la convicción suficiente.
Y entonces se les ocurrió que para progresar deberían viajar a Estados Unidos. Un poco en plan Road Trip. Una idea interesante. Buscarse la vida juntos como una unidad, como una banda de rock. Dejarlo todo y lanzarse a la aventura del rock, como solía hacerse en los años buenos de este movimiento. Sin embargo no penséis en El Sunset de Los Ángeles y en las historias de los Mötley Crüe o los Guns N' Roses. La búsqueda de Nothing But Thieves fue muy distinta. No estamos hablando de lagartos del rock, estos son buenos chicos. Su Sueño Americano era más icónico de lo que entienden Slash, Steven Tayler o Keith Richards por Sueño Rockero. Además de que los tiempos que corren son los que son. Durante su viaje como banda por Estados Unidos buscaban encontrar su sonido, componer y aprender.
Como un escritor que pasa una temporada en París. Escribiendo, y eso.
Aprovecharon su peregrinar para escribir alguna de las canciones que encontramos en este disco debut, y para pulir otras. La carretera siempre es una fuente de inspiración, y muchas grandes bandas han compuesto sus mejores canciones en la urgencia de una destartalada furgoneta. Dicen que durante ese viaje finalmente encontraron su sonido, y aclararon todas sus ideas. La primera y la más importante: dedicarse a la música. Algo que parece sencillo. Decirlo sí, es fácil, pero dejarlo todo, y tomarse el rock como profesión en 2016 es echarle pelotas.
A finales de 2013 estaban de vuelta en casa. Y preparados para autofinanciarse su primer EP, If You Don't Believe, It Can't Hurt You, toda una declaración de intenciones. La RCA se fijó en ellos, y publicaron un nuevo EP, mientras se preparaban para lanzar su primer disco, este Nothing But Thieves que acaba de salir.
Y este realmente es el principio de su historia, el resto aún está por escribirse.
Todo avanza muy rápido para estos chicos.
Este quinteto de veinteañeros nació en 2012. Amigos de instituto que montaron una rock band. Suena poético, aunque no romántico como aquello de Jim Morrison cruzando las puertas en el verano más caluroso que vivió California. Pero en el 2016 la historia de la banda es de lo más entrañable que podemos encontrar en el rock. Aquí van unas pinceladas...
Nothing But Thieves nació en algún garaje de Southend on Sea -un municipio pequeño del extrarradio londinense. Brown y Craik sabían tocar la guitarra. Mason tenía una voz aguda que llevaba entrenado desde la infancia, y le gustaba componer canciones, sobre todo las tardes de los domingos para amenizar las resacas. Según sus declaraciones, la resaca del whiskey es el mejor catalizador para crear melodías y letras. Será porque te taladra la cabeza... Entre los tres firman las canciones de este primer disco. Philip Blake -bajista- y James Price -batería- completan la formación.
Una vez repartidos los instrumentos se encerraron a ensayar. La química funcionaba entre ellos, y pronto pulieron un puñado de canciones que empezaron a tocar por los locales de la zona. No tardaron en dar el salto a Londres. Empezaron a tener cierta repercusión entre los garitos y la escena rockera. Un año parece poco, pero puede ser mucho tiempo cuando tienes la convicción suficiente.
Y entonces se les ocurrió que para progresar deberían viajar a Estados Unidos. Un poco en plan Road Trip. Una idea interesante. Buscarse la vida juntos como una unidad, como una banda de rock. Dejarlo todo y lanzarse a la aventura del rock, como solía hacerse en los años buenos de este movimiento. Sin embargo no penséis en El Sunset de Los Ángeles y en las historias de los Mötley Crüe o los Guns N' Roses. La búsqueda de Nothing But Thieves fue muy distinta. No estamos hablando de lagartos del rock, estos son buenos chicos. Su Sueño Americano era más icónico de lo que entienden Slash, Steven Tayler o Keith Richards por Sueño Rockero. Además de que los tiempos que corren son los que son. Durante su viaje como banda por Estados Unidos buscaban encontrar su sonido, componer y aprender.
Como un escritor que pasa una temporada en París. Escribiendo, y eso.
Aprovecharon su peregrinar para escribir alguna de las canciones que encontramos en este disco debut, y para pulir otras. La carretera siempre es una fuente de inspiración, y muchas grandes bandas han compuesto sus mejores canciones en la urgencia de una destartalada furgoneta. Dicen que durante ese viaje finalmente encontraron su sonido, y aclararon todas sus ideas. La primera y la más importante: dedicarse a la música. Algo que parece sencillo. Decirlo sí, es fácil, pero dejarlo todo, y tomarse el rock como profesión en 2016 es echarle pelotas.
A finales de 2013 estaban de vuelta en casa. Y preparados para autofinanciarse su primer EP, If You Don't Believe, It Can't Hurt You, toda una declaración de intenciones. La RCA se fijó en ellos, y publicaron un nuevo EP, mientras se preparaban para lanzar su primer disco, este Nothing But Thieves que acaba de salir.
Y este realmente es el principio de su historia, el resto aún está por escribirse.
Excuse Me
Excuse Me es una canción directa que podría sonar en una discoteca después del Song 2 de Blur, si es que lo siguen poniendo en alguna. No ha sido de los singles que la banda ha publicado. Pero tendría que serlo. Antes de pillar el disco, escuché alguna canción de la banda en Youtube. Todas me gustaron. Pero ninguna tanto como Excuse Me. Una gran sorpresa justo al empezar el disco.
Esta primera canción empieza melódica y suave para luego pegar el subidón en el estribillo, una explosión de distorsión, teclados y un agudo delirio que suena lejano y cercano. No, no es una contradicción.
Un comienzo espectacular.
Ban All The Music
El segundo corte mantiene el ritmo movido con el que empieza el disco. Ban All The Music técnicamente es sencilla de ejecutar, pero con pocos acordes los chicos consiguen una canción con una melodía pegadiza. La voz de Conor Mason hace el resto. Un notable alto.
Wake Up Call
Nothing But Thieves es una banda de canciones cortas, muy concisas. Wake Up Call empieza con un ritmo repetitivo que se clava en la cabezota, pero que mola. Los susurros de Mason nos piden que escapemos de la ciudad, y nos cuenta que los corazones son violentos, asesinaron el Rock N' Roll. El estribillo está muy logrado y la voz y los instrumentos casi se funden en uno. Los juegos vocales de Conor Mason a lo largo de todo este disco son espectaculares. Una gran voz.
Itch
Itch guarda un parecido razonable con las dos canciones anteriores. Mason se desboca un poco más, lo que sienta bien al tema. Tiene una buena dosis de distorsión que la convierte en una pieza algo psicodélica. Otra grandísima canción.
If I Get High
Llegamos a la primera balada del disco. If I Get High es minimalista, sobre todo al principio. Un punteado de guitarra introduce las líricas de Mason. La canción va creciendo poco a poco para ganar épica en el último tercio. Los agudos de este vocalista siempre están muy bien ubicados dentro de las estrofas.
Graveyard Whistling
Otra balada de guitarra. Graveyard Whistling es una canción popera muy comercial y radiable. Mason se luce con una voz bonita y unos juegos vocales muy logrados. Las voces dobladas y los coros hacen un enorme trabajo. Creo que tendrá más éxito que la anterior, pero personalmente me gusta menos.
Hostage
Después del parón de las baladas llegamos a un nuevo registro. El disco empezó rockero, ahora encontramos una beta pop. Hostage es un viaje que recuera un poco a los Bee Gees y a Daft Punk. Otra canción de melodía muy lograda. No así las letras, un poco fútiles a lo largo del disco.Trip Switch
Una base melódica que se acompasa perfecta a la voz de Mason. Trip Switch contiene las mejores líneas de bajo del disco. La canción despega en los estribillos, muy dinámicos y en los que el vocalista juega con la voz en falsete, como en las primeras canciones.
Lover, Please Stay
Un piano y la maravillosa voz de Mason. No hace falta más para hacer una buena canción de amor. La mejor balada del disco.
Drawing Pins
Con Drawing Pins vuelven las guitarras del inicio, y esos ritmos in crescendo que incitan a bailar. O a saltar. Una de mis favoritas.
Painkiller
Titulándose así, una canción tiene que tener ritmillo. Painkiller es una canción de estas que se componen en un garaje y se tocan en antros de mala muerte. Es la canción más sucia del disco. Vamos, un corte genial.
Tempt You (Evocatio)
El disco apuntaba a que acabaría con una balada. Tempt You es una buena forma de terminar. Tiene un toque de final de película. Un tipo caminando por una carretera polvorienta. Dejemos la ciudad esta noche.La edición Deluxe incluye cuatro Bonus Tracks. Son canciones de mucha calidad que deberían pertenecer al disco, y no ser un extra por el que hay que pagar más.
Honey Whiskey
El estribillo es su mejor parte, con un juego de voces dobladas que genera sensación de libertad, como si una corriente de aire te hiciese planear entre las montañas. O una borrachera de whiskey flotar sin rumbo en una discoteca.
Hanging
Una de las mejores canciones del disco. Estribillo pegadizo, cambios de ritmo, y alguno de los mejores guitarrazos que encontraremos entre las 16 canciones.
Neon Brother
Neon Brother es un tema enérgico, de los que empieza despacito y va pillando fuerza, elevando la tensión hasta explotar. Es un tipo de canción que funciona muy bien en los directos.
Six Billion
El segundo cierre del disco. Termina con una buena balada. Algo plana. El tono un pelín oscuro recuerda a los finlandeses de HIM.
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Crítica de Nothing But Thieves
Realmente estos chicos encontraron un sonido en aquel no tan descabellado viaje americano. Nothing But Thieves son una banda joven pero madura que tiene bien claro lo que quiere. Quieren la cima del pop-rock, pero decidiendo cómo escalarán la montaña.
Después de publicar su primer EP, recibieron bastantes propuestas para firmar un contrato. Sin embargo, han sido muy claros a la hora de rechazar discográficas que querían convertirlos en productos. Y eso no resulta fácil cuando te prometen financiación para grabar un disco y dedicarte en firme a lo que te gusta. Se quedaron con una discográfica -RCA Victor- que les dio libertad total a la hora de elegir su propio sonido. Quizás en otras manos Nothing But Thieves sonase más comercial y popero.
Y suena algo comercial, pero en su justa medida. Nothing But Thieves son una banda en la onda de Muse más una pizca de Radiohead y pinceladas de Arcade Fire. Según los miembros de la banda, sus grandes influencias son Jeff Beckley y Foo Fighters. Aunque esto de los parecidos... la mejor definición de Nothing But Thieves es que tienen personalidad propia, son una nueva banda con un sonido definido y propio, innovador, que sólo se parece a ellos mismos.
La voz y la forma de cantar de Conor Mason tiene aire popero, sobre todo cuando utiliza los falsetes para remarcar finales de verso. Una voz aguda, rica en tonalidades que ofrecen mucha diversidad, ya no sólo entre canciones sino también dentro de la misma canción. Las guitarras son básicas, pero tienen un minimalismo muy vanguardista que aporta la riqueza y el toque de gracia a la base musical creada por bajo, batería, teclados y a veces piano. No forman una muralla de sonido, sino más bien pequeñas descargas que se van trenzando con puntualidad y orden. Aunque tienen pequeños momentos en los que sí crean una gran barrera instrumental muy épica en los puntos álgidos de las canciones enérgicas como Neon Brother, Excuse Me, Itch o Wake Up Call.
Nothing But Thieves es un disco debut brillante, cargado de canciones muy directas y variadas. Todas las canciones tienen un acabado perfecto, con arreglos bien acompasados y juegos vocales muy poperos. Me atrevo a decir que serán la revelación de este año en el panorama del pop rock alternativo. Y eso que estamos en Febrero...
Me sorprendió ver las bajas puntuaciones que atesora el disco en algunos medios de comunicación. No estoy de acuerdo. En su estilo, son muy buenos. Mi puntuación es un 9.
La primera muralla la han derribado de manera arrolladora. Son muy jóvenes y tienen un futuro brillante por delante si mantinen así de alto el listón. Les esperan conciertos abarrotados y el delirio masivo de los fans más jóvenes.
